martes, 7 de abril de 2015

La hiperplasia fibrosa inflamatoria

La hiperplasia fibrosa inflamatoria 
(HFI)

es un aumento celular proliferativo en respuesta a un trauma constante e inflamación provocadas por la presión ejercida de bordes sobre extendidos o mal adaptados de prótesis totales o parciales y por las típicas fuerzas resultantes de una oclusión no balanceada.

Esta lesión posee una frecuencia alta y constituye la lesión oral más prevalente en cavidad bucal, afectando en mayor proporción a la raza blanca. Según Macedo, el 92% de la población afectada en su estudio fue de raza blanca.

La predominancia de esta patología en personas del sexo femenino ha sido evidenciada en numerosos estudios. tres cuartas partes de todos los casos sometidos a biopsias ocurren en mujeres. algunas posibilidades para explicar este hecho:

 primero, las mujeres procuran servicio odontológico con mayor frecuencia que los hombres y esto da mas posibilidades de descubrir o diagnosticar la lesión; segundo, las mujeres usan más tiempo sus dentaduras por razones

Una notable característica de la HFI es la ausencia de sintomatología asociada. Generalmente los pacientes acuden a consulta porque este crecimiento impide la estabilidad o adaptación de sus prótesis y en mínima proporción por dolor, aun cuando la HFI alcance grandes dimensiones. Esto difiere de lo reportado por Macedo6, para quien el 70% de todos los casos diagnosticados con HFI presentaron alguna relación con dolor, el cual fue frecuentemente relatado en presencia de inflamación o infección. En muchos casos en los cuales las HFIs son de pequeñas dimensiones e indoloras, los pacientes no perciben siquiera su existencia.

la relación directa entre la presencia de esta lesión con una prótesis mal adaptada y con atrofia alveolar es suficiente para un diagnóstico definitivo. Sin embargo, la conducta más adecuada y recomendada sería someter a estudio anatomo -patológico a todas las lesiones eliminadas,  
Es difícil poder determinar si hubo o no una fase previa de displasia porque el paciente generalmente llega con una lesión ya establecida. Por lo tanto, se debe poner especial atención, durante el examen clínico, en ciertos locales de riesgo, como lo son el suelo bucal, donde la HFI puede eventualmente estar presente, debiéndose dar importancia a cualquier tipo de displasia epitelial evidenciada al examen patológico, así se trate de una displasia leve.

La incidencia de displasias observadas en algunos estudios y el aumento de la proliferación celular epitelial en HFI, pueden ser consideradas condiciones que predisponen a la malignización, ya sea por la acción de carcinógenos físicos, químicos o biológicos, todos estos generalmente presentes en la cavidad oral.


Clínicamente, la HFI surge como una lesión exoífítica o elevada bien definida, de consistencia variada entre firme a flácida a la palpación, con un tamaño puede variar de menos de 1 cm, hasta lesiones grandes que pueden afectar a casi la totalidad del vestíbulo.
Puede presentarse con una superficie lisa, con base sésil y ocasionalmente pediculada. Algunas lesiones pueden ser eritematosas y ulceradas, semejantes al granuloma piogénico. Presentan con frecuencia un crecimiento en forma de pliegues únicos o múltiples, los cuales pueden permanecer bajo la prótesis o "cabalgando" sobre sus bordes. Los espacios entre estos pliegues pueden presentarse clínicamente sin lesión aparente o eventualmente ulcerados. 

Presenta una coloración que varía de semejante a la mucosa adyacente a eritematosa, siendo de crecimiento lento y generalmente asintomático. Los casos que presentan sintomatología están asociados a ulceración concomitante de la lesión.

El diagnóstico generalmente es clínico por la relación entre la causa y consecuencia de la lesión, necesitándose ocasionalmente exámenes histológicos y radiográficos para descartar el comprometimiento óseo.



Tratamiento.
El tratamiento va de acuerdo con la severidad de la lesión y la cantidad del tejido afectado. Es recomendable retirar la prótesis causante del problema y no eliminar inmediatamente la lesión, pues algunas con el tiempo pueden disminuir en tamaño. En todo caso, el tratamiento inicial más aceptado es el ajuste de los bordes mal adaptados de la prótesis , cubriendo ésta con un material acondicionador de tejidos para transmitir leve presión a la lesión. Este procedimiento parece ser el más adecuado.



Otros autores sugieren la confección de nuevas prótesis, sin remoción previa de la hiperplasia, pues afirman que ésta se reducirá como resultado de atrofia por presión.  Lesiones con desarrollo reciente pueden desaparecer rápidamente, mientras aquellas que son más antiguas pueden contener mucho tejido fibroso, lo que hace su remisión más lenta. Generalmente estas técnicas conservadoras son útiles en casos en los cuales la cirugía está contraindicada.

En casos de lesiones extensas y de larga evolución, la escisión quirúrgica es lo más indicado.  Es recomendable retirar la prótesis 15 días antes del procedimiento quirúrgico con el objetivo de permitir la reducción de la inflamación, disminución de la lesión y por lo tanto, un mejor postoperatorio.

Cuando el área a ser escindida presenta un crecimiento mínimo, las técnicas con electrocirugía o láser promueven muy buenos resultados para la eliminación de los tejidos hiperplásicos. Si el tejido a remover fuera extenso, es preferible una escisión simple con lámina de bisturí y reaproximación del tejido remanente, pues grandes áreas de escisión usando electrocirugía pueden resultar en una cicatriz fibrosa en el vestíbulo y, eventualmente comprometer la estética del paciente.

Una vez eliminado quirúrgicamente el tejido, éste debe estar encaminado al examen histopatológico para la confirmación del diagnóstico de HFI, pues ésta posee diagnóstico diferencial con otras lesiones, tales como neurofibroma o tumores de las glándulas salivares menores.

Se debe tratar en lo posible mantener la profundidad del surco o realizar una cirugía combinada para aumentar el fondo del vestíbulo. Cuando existen áreas de tejido prominentes, la escisión generalmente resulta en la disminución del tejido agrandado Por tal razón, en esos casos puede ser preferible la escisión con reposicionamiento de la mucosa periférica y epitelización secundaria.

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